Qué
pena
si este camino
fuera
de muchísimas
leguas
y siempre
se repitieran
los mismos pueblos,
la mismas ventas
los mismos rebaños,
las mismas recuas.
¡Qué
pena
si esta vida
tuviera
—esta vida
nuestra—
mil años
de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin
llevadera?
¿Quién la soportaría toda
sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia
y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre
con distinta fecha?
Los mismos hombres,
Los mismos hombres,
las mismas guerras,
los mismos tiranos,
las mismas cadenas,
los mismos farsantes,
las mismas sectas
y los mismos,
los mismos poetas…
¡Qué
pena,
que
sea
así todo siempre,
siempre de la misma manera!
“Versos y oraciones del caminante” – XXXI – 1920-1929