viernes, 29 de mayo de 2015

Distintos





Lo querían matar los iguales 
porque era distinto.
Si veis un pájaro distinto,
tiradlo;
si veis un monte distinto,
caedlo;
si veis un camino distinto,
cortadlo;
si veis una rosa distinta,
deshojadla;
si veis un río distinto,
cegadlo.
si veis a un hombre distinto,
matadlo.

¿Y el sol y la luna
dando en lo distinto?

Altura, olor, largor, frescura, cantar, 
vivir distinto de lo distinto;
lo que seas,
que eres distinto

(monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre)

si te descubren los iguales,
huye a mí,
ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.



Distinto
Juan Ramón Jiménez













sábado, 16 de mayo de 2015

Triste Lucille


Fotografía de David Redfern










Creo que mientras tengamos gente, lugares y cosas, siempre tendremos blues.

B.B.King







jueves, 14 de mayo de 2015

Shakespeare in law






¡VEA USTED NUESTRA AMPLIA INFORMACIÓN GRÁFICA!

¡Trágicas muertes en Verona
provocadas por un inglés!




La ciudad de VERONA se ha visto consternada por una serie de crímenes en los cuales desempeña un nefasto papel un súbdito inglés llamado Shakespeare. Al parecer, este sujeto, sabedor de que las familias de los Montescos y Capuletos estaban reñidas, metió cizaña y animó al señorito Romeo Montesco a ir a una fiesta de los Capuletos, con el fin de que se enamorara de la señorita Julieta, que, como se ve, era bastante mona.


Siempre empujado por el inglés, el señorito Romeo, enamorado de la señorita Julieta, se dedicó con bastante asiduidad a volverla loca de remate, diciéndole cosas bonitas del amor y todo eso cuando ella se asomaba a su balcón a ver la luna, las estrellas y demás cuerpos celestes. Helos aquí, dedicados a la cháchara amorosa, olvidados de que sus familias estaban reñidas y de que la nocturnidad es una agravante de aúpa.

Pero el inglés no tenía bastante con esto; con malas artes consiguió convencer al señorito Romeo para que matara a don Teobaldo por cuestión de fas o de nefas. Y don Teobaldo era un Capuleto como el que más. Romeo, dominado por el llamado Shakespeare, no vaciló y, aprovechando un rato que tenía libre, liquidó a don Teobaldo.

Sigue el inglés en acción, que se las arregla para casar en secreto a los jóvenes señoritos. He aquí a los jóvenes en pleno vértigo de amor, creyéndose que ya está todo arreglado y que ya pueden dedicarse toda su vida a decirse que se quieren y que no pueden vivir sin ellos. Y el inglés, en la sombra, frotándose las manos de gusto, porque ya está preparando otra jugada: la huída del homicida señorito Romeo a Mantua. 

He aquí al pobre Romeo, recién casado y triste, dirigiéndose con sus cosas a Mantua, donde por cierto hay una peste tremenda. Y ya verán lo que va a pasar por la peste esa, también invento del inglés.

Mientras tanto, el padre de la señorita Julieta, que estaba en Babia, se empeña en casar a esta con el noble Paris, que es un chico bueno, limpio y trabajador. Naturalmente, Julieta pasa unos apuros espantosos, ya que no se atreve a decirle a su papá que ella ya está casada por su cuenta, y precisamente con un enemigo tan mortal como es para ellos Romeo.

Los sudores de Julieta cuando ya la cosa no tiene remedio son bárbaros. Consulta con su confesor, y este le suministra una pócima con la cual parecerá que está muerta, pero no, y así no podrán obligarla a casarse con Paris. Luego, el confensor avisará a Romeo de lo que sucede.


Pero, ¡sí, sí! El que lleva el aviso tropieza con la peste, y Romeo, que no puede vivir sin Julieta, vuelve a Verona a verla. Y se entera de que está muerta y enterrada. Corre el sepulcro, la desentierra, la besa, le dice unas ternezas maravillosas y mata a Paris, que pasaba por allí. Y, siempre aconsejado por el inglés, va y decide matarse a sí mismo. Y se mata.

El llamado Shakespeare espera tranquilo: sabe que Julieta tiene que despertar. Y Julieta despierta. Y ve todo lleno de muertos a su alrededor. Unos, ya desde hace tiempo; otros, recién hechitos cadáveres. Y la desgraciada -¡qué iba a hacer ante la hecatombe!- va y se mata, poniéndose perdida de sangre.

El inglés respira satisfecho. Pero poco; la policía le sigue los pasos. Apenas celebrado el entierro de los dos amantes y de los demás muertos que hay por allí, la justicia conseguirá prender al instigador de esta cadena de luctuosos sucesos. Esperamos que la ley sea dura con él.

AZCONA
Nº 777, 7-10-1956
"La Codorniz"


Coedición de Pepitas de calabaza ed. & Fulgencio Pimentel

domingo, 3 de mayo de 2015

Un adiós para Maya Plisétskaya


Conoció el destino trágico de millones de soviéticos. Su padre, ingeniero, fue fusilado bajo el régimen de Stalin en 1938 y su madre, actriz de cine, fue enviada a un campo en Kazajastán como "miembro de la familia de un traidor a la patria".
Hija de "un enemigo del pueblo", fue acogida por su tía, bailarina, y su tío, profesor de danza. Le encantaba la danza española, "tan diferente de lo que nos rodeaba", escribió en sus memorias.
Un amor que le retribuyó España, concediéndole la nacionalidad española en 1993, y en 2005, el premio Príncipe de Asturias de las Artes. El jurado entendió que Plisetskaya había "convertido la danza en una forma de poesía en movimiento, al conjugar la exquisita calidad técnica con la sensibilidad artística y humana".















Maya Plisétskaya
 20 de noviembre de 1925 - 2 de mayo de 2015