domingo, 3 de mayo de 2015

Un adiós para Maya Plisétskaya


Conoció el destino trágico de millones de soviéticos. Su padre, ingeniero, fue fusilado bajo el régimen de Stalin en 1938 y su madre, actriz de cine, fue enviada a un campo en Kazajastán como "miembro de la familia de un traidor a la patria".
Hija de "un enemigo del pueblo", fue acogida por su tía, bailarina, y su tío, profesor de danza. Le encantaba la danza española, "tan diferente de lo que nos rodeaba", escribió en sus memorias.
Un amor que le retribuyó España, concediéndole la nacionalidad española en 1993, y en 2005, el premio Príncipe de Asturias de las Artes. El jurado entendió que Plisetskaya había "convertido la danza en una forma de poesía en movimiento, al conjugar la exquisita calidad técnica con la sensibilidad artística y humana".















Maya Plisétskaya
 20 de noviembre de 1925 - 2 de mayo de 2015





6 comentarios:

Juan Nadie dijo...

No conocía la historia "soviética" de Plisétskaya, aunque no me sorprende nada, claro. "Traidor a la patria", "Enemigo del pueblo"... Cretinos!
No estoy muy puesto en esto de la danza clásica, pero entiendo que el agua la bendicen por algo.

marian dijo...

Es lo que tienen las dictaduras... que acaban siendo ellos los mayores "enemigos del pueblo".

A mí me gusta el ballet clásico en vivo y dosificado, creo que no conseguiría ver (sin dormirme:) ni disfrutar de principio a fin una obra de ballet entera. Es un mundo muy duro, durísimo; en el terreno artístico, para mí, el que más.

carlos perrotti dijo...

No entiendo nada de danza ni de ballet, pero en ocasiones (el Bolero de Ravel, las obras de Julio Bocca con música de Piazzolla, por ejemplo) atisbo algún que otro destello de algo en estas disciplinas, algo excelso me refiero, mágico, poético...

Sirgatopardo dijo...

Sin pretender saber algo de danza, el movimiento de brazos me parece algo mágico.

carlos perrotti dijo...

Sí, tienen mucho de mágico algunos movimientos...

marian dijo...

Ni es necesario saber para apreciar la belleza ¿no?.
El ballet clásico, en España, no ha sido valorado como se merece, y a pesar de eso, hemos tenido (y tenemos) grandes figuras. Es cierto lo de la magia, pero donde se aprecia todavía más es en vivo, es impresionante. Es en directo donde se aprecia la fuerza o la delicadeza y la armonía de los movimientos.