martes, 20 de octubre de 2015

La guerra





tiene labios azulados,
ojos de soledad, carne de frío,
campos de noche eterna, gesto airado,
inviernos sin otoño y sin estío,


la guerra...
tiene niños asombrados,
manitas de miseria y extravío,
cierzos que cortan vidas y sembrados,
grises atardeceres, sol sombrío,

la guerra...
tiene dientes afilados,
cuchillos de acerado desafío,
boquitas de hambre triste y rostro helado,
inmensa podredumbre hacia el vacío,

la guerra...
tiene el ceño ensangrentado,
harapos y negrura de atavío,
alaridos sin nombre y sin soldado,
desbordadas las venas, turbios ríos.

La guerra...,
sal en la herida abierta de la tierra.









Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.









miércoles, 7 de octubre de 2015

Soneto 116


Permitid que no admita impedimento
ante el enlace de las almas fieles
no es amor el amor que cambia siempre por momentos
o que a distanciarse en la distancia tiende.

El amor es igual que un faro imperturbable,
que ve las tempestades y nunca se estremece.
Es la estrella que guía la nave a la deriva,
de un valor ignorado, aun sabiendo su altura. 

No es juguete del Tiempo, aun si rosados labios
o mejillas alcanza, la guadaña implacable.
Ni se altera con horas o semanas fugaces,
sino que aguanta y dura hasta el último abismo. 

Si es error lo que digo y en mí puede probarse,
decid, que nunca he escrito, ni amó jamás el hombre.






















Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final

Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar

Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz

Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar

Te amaré, te amaré si estoy muerto
Te amaré el día siguiente además

Te amaré, te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás

Te amaré, te amaré junto al viento
Te amaré como único ser

Te amaré hasta el fin de los tiempos
Te amaré y después, te amaré