lunes, 11 de julio de 2016

de Dylan Thomas

En mi oficio u hosco arte
ejercido en la noche en calma
cuando solo rabia la luna
y los amantes descansan
con sus penas en los brazos,
trabajo a la luz cantora
no por ambición ni pan
lucimiento o simpatías
en los escenarios de marfil
sino por el común salario
de su recóndito corazón.

No para los soberbios aparte
de la rabiosa luna escribo
en estas páginas rociadas
por las espumas del mar
ni para los encumbrados muertos
con sus ruiseñores y salmos
sino para los amantes, sus brazos
abarcando las penas de los siglos,
que no elogian ni pagan ni
hacen caso de mi oficio o arte.












En mi oficio o mi arte sombrío
ejercido en la noche silenciosa
cuando solo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
de sus más escondidos corazones.

No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados 
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.

(Versión de Elizabeth Azcona Cranwell)








In my craft or sullen art 
Exercised in the still night 
When only the moon rages 
And the lovers lie abed  
With all their griefs in their arms, 
I labour by singing light 
Not for ambition or bread 
Or the strut and trade of charms 
On the ivory stages 
But for the common wages 
Of their most secret heart

Not for the proud man apart 
From the raging moon I write 
On these spindrift pages 
Nor for the towering dead 
With their nightingales and psalms 
But for the lovers, their arms 
Round the griefs of the ages, 
Who pay no praise or wages 
Nor heed my craft or art.





sábado, 2 de julio de 2016

Dos d’Ors














Como el agua
se afana
callada
bajo el trigo,

como la tierra,
humilde,
elabora
metales
y eleva
hasta la rosa
la hermosura,

así, de esa manera,
escribirás
tus versos:
sólo en hondo
silencio
germinan
las palabras
luminosas.







Es una cosa extraña ser poeta,
es una cosa extraña sentir la propia vida
llena de muchedumbres,
escuchar en el propio canto todos los cantos
y cotidianamente
morir un poco en todo lo que muere.

Es una cosa extraña ser poeta;
es sorprender al niño en los ojos del viejo,
es oír los clamores del bosque en la semilla,
adivinar que hay una primavera dormida
bajo cada nevada,
partir el pan y ver los segadores.

Es una cosa extraña: ser poeta
es convertirse en tierra para entender la lluvia,
es convertirse en hoja para saber de otoños,
es convertirse en muerto para aprender la ausencia.