Todas las cartas de amor son
ridículas.
ridículas.
También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.
Pero, al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.
Quién me diera el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.
La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.
(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).
Álvaro de Campos
(Traducción de Miguel Ángel Flores)
11 comentarios:
Hace un rato que estoy desasnándome sobre Álvaro de Campos y los varios heterónimos de Fernando Pessoa. Cada vez más se me agiganta este poeta tan personal como multitudinario.
Me ocurre igual, Carlos.
A Pessoa hay que leerlo a sorbos y tomándose su tiempo, por lo menos así lo hago.
La de hoy es de las que se leen y se entienden de un tirón, otros escritos hay que leer y releer, y releer.
Para acabar de entender a Pessoa, hay que visitar Lisboa, su alter ego.
"Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas."
...
"Pero, al fin y al cabo,
solo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas."
Tiene razón, y sin embargo, no acabo yo de conectar con la poesía de Pessoa.
Pues no sé por qué será, Charlie, seguro que hay una explicación; pero como estas cosas no se hacen a voluntad, la mejor explicación es que no hay que forzarse para conectar:)
A Lisboa hay que ir con cualquier disculpa, eh, Gato.
"Es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural".
(Esta es buena)
A Lisboa hay que ir sin siquiera disculpas, a cara perro.
A Lisboa hay que ir (.)
Me identifico totalmente.
Saludos.
Saludos, Jorge.
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