“En la vida ocurre lo que en el ajedrez. Trazamos un plan, pero ese plan está condicionado por lo que quiera hacer, en el ajedrez, el adversario, y en la vida, el destino. Las modificaciones que el plan sufre con ello son casi siempre tan grandes que en su ejecución apenas resulta ya reconocible en algunos de sus rasgos básicos”
Al final de este viaje en la vida, quedarán
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio,
al borde del mar.
Al final de este viaje en la vida,
quedará
nuestro rastro invitando a vivir,
por lo menos por eso es que estoy aquí,
somos prehistoria que tendrá el futuro,
somos los anales remotos del hombre,
estos años son el pasado del cielo,
estos años son
cierta agilidad con que el sol te dibuja
en el porvenir,
son la verdad o el fin,
son Dios,
quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte,
en plena luz.
Al final de este viaje en la vida, quedará
una cura de tiempo y amor
una gasa que envuelva un viejo dolor.
Al final de este viaje en la vida, quedarán
nuestros cuerpos tendidos al sol
como sábanas blancas después del amor.
Al final del viaje está el horizonte,
al final del viaje partiremos de nuevo,
al final del viaje comienza un camino,
otro buen camino
que seguir descalzos
contando la arena,
al final del viaje
estamos tú y yo
intactos,
quedamos los que puedan sonreír
en medio de la muerte,
en plena luz.
Silvio Rodríguez
Fotografía de Eve Arnold